1- Háblenos de usted, ¿cómo relata su día a día?
El día a día, es un trabajo continuo, sin descanso. Por un lado, estaría el trabajo rutinario que, como apunte, uno debe hacerlo para poder mantenerse y enriquecerse como individuo en la sociedad; pero un escritor, siempre está trabajando. Cada día es una fuente nueva de inspiración, un reto nuevo, una nueva idea, un nuevo conjunto de palabras, aunque, sintetizándolo, el día a día en mi vida sería trabajar y trabajar lo escrito. Sin dejar a un lado, las múltiples lecturas de un día nuevo.
2- ¿Por qué comenzó a escribir?
Es una pregunta totalmente legítima y obvia, a pesar de ser muy difícil su contestación. Hasta ahora, no he encontrado una respuesta que me diga por qué comencé a escribir y, leyendo a otros autores, tampoco encontré la respuesta que me hiciera sentirme identificado. Es una pregunta desconcertante, pero no por ello, poco certera. Desde dónde puedo afirmar con seguridad mi faceta de escritor, es desde la lectura, y no fue siempre así: leía a ratos, en diferentes períodos, libros distintos, unas veces los dejaba a medias, otras veces repetía y releía los libros que más me habían marcado. También los de la imposición académica, aquellos que eran materia escolar y carne de cañón de los primeros comentarios de texto que realicé en mi etapa de estudiante. Nada de esto me ha dado la respuesta a por qué escribo; de lo único de lo que estoy seguro es que, no puedo abandonarlo. Es parte de mí, y escribiendo, me siento yo mismo y, por tanto, puedo comunicarme sin temor a decir lo que pienso. El porqué uno escribe es tal vez, un porqué de autodescubrimiento.